Todo empezó cuando Karlos, alumno de 4º de Primaria nos habló de la incubadora, la que su papá había confeccionado de manera casera para incubar pollitos. Tras ver en clase un vídeo del proceso y constatar el interés que el tema suscitaba en nuestros alumnos, consideramos la posibilidad de instalarla en el centro y permitir que todos los niños/as pudieran ser testigos directos y presenciar el nacimiento de los pollitos.
La espera no ha resultado demasiado larga. En tan solo 21 días, el proceso está llegando a su fin. Hoy, a la hora de la salida del cole, hemos tenido la suerte de presenciar el milagro de una nueva vida.
Nuestros alumnos están viviendo una experiencia altamente motivadora.Manifiestan por el proceso un interés generalizado, de tal manera que la incubadora se ha convertido en el foco de atención y de curiosidad por excelencia.
Es por eso que pensamos, que nuestros niños/as están asistiendo a un aprendizaje, que mantendrán por largo tiempo en su memoria.
Mañana, esperamos la llegada de nuevos pollitos. Tras unos días en el colegio para seguir su evolución, serán trasladados al campo dónde podrán crecer en libertad.
Una bonita experiencia tanto para mayores como para pequeños.
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